El lugar de una dama noble está en las filosofías naturales.
La Ilustración fue una época apasionante para ser un estudioso. Rigurosas investigaciones científicas empezaban a tomar fuerza en Europa, y las matemáticas y la filosofía prosperaban.
Puede que estés familiarizado con algunos famosos nombres de la época. Newton, Euler, Bernoulli y Voltaire son solo algunos conocidos físicos, matemáticos y escritores de la era. Sin embargo, hay otro académico brillante cuyo nombre puede que nunca hayas escuchado antes - ¡Émilie du Châtelet!
“En una época en que a las mujeres no se les daba la misma libertad y educación, Émilie du Châtelet luchó su entrada en un círculo de intelectuales que estaba vetado a todos excepto a un pequeño grupo de hombres, incluso si ocasionalmente tenía que vestirse como un hombre para hacerlo.”
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La educación única de Émilie
Nacida en una familia noble francesa a comienzos del 1700, Émilie creció rodeada de intelectuales. Su padre, secretario del rey, organizaba fiestas para autores y científicos en la bulliciosa ciudad de París. El padre de Émilie también la animó a tener curiosidad. Contrató tutores privados para ella en materias que se consideraban extrañas de aprender en una chica en la época, incluyendo latín, griego, matemáticas, astronomía, ¡e incluso esgrima!
Émilie tuvo un talento especial para las matemáticas desde pequeña. Muy pronto, encontró una manera de aprovecharse de sus dones en matemáticas. Siendo adolescente, cuando se dio cuenta de que no le quedaba dinero para comprar libros, Émilie usó sus habilidades en matemáticas para ganar dinero apostando, y ganó suficiente en las mesas de caretas para comprar tantos libros como quiso.
Una filosofa natural
Cuando Émilie du Châtelet estaba creciendo, muchos académicos pasaron tiempo pensando en muchas materias distintas. La ciencia tal y como la conocemos no estaba dividida en biología, química o física, pero en su lugar se agrupaba en “filosofía natural”.
Los estudiosos del tiempo desarrollaban experimentos científicos mientras escribían novelas y ensayos filosóficos. Émilie también mantuvo esta manera de pensar interdisciplinaria, y se pasó la vida trabajando en complejos problemas en matemáticas, realizando investigación en física, y escribiendo y traduciendo libros.
En su trabajo, mantenía correspondencia con famosos matemáticos de toda Europa, incluyendo a algunos desarrolladores del cálculo. Una vez, du Châtelet intentó reunirse con uno de estos matemáticos en una cafetería parisina, un lugar popular en la época para discusiones intelectuales.
Cuando se presentó, sin embargo, se le prohibió la entrada en la puerta porque era una mujer. Sin embargo Émilie estaba decidida como para que la dejaran fuera, así que se vistió con un traje de hombre, ¡y se coló disfrazada!
"¡Pero es importante reconocer a Émilie por su propia genialidad! Era una gran estudiosa y una persona atrevida y apasionada."
Muchos de los años más productivos académicamente de Émilie du Châtelet los pasó viviendo con uno de sus más grandes socios románticos e intelectuales, Voltaire. Du Châtelet y Voltaire pasaron varios años viviendo juntos en la campiña francesa, escribiendo y realizando experimentos científicos en su sótano. Esto causó un poco de escándalo, ¡ya que du Châtelet estaba casado con otro hombre en ese momento! Voltaire, un famoso autor y filósofo, pensó en du Châtelet como su musa, y durante mucho tiempo los historiadores la recordaron solo como la amante de Voltaire. Recientemente, nos hemos dado cuenta de lo mucho que Émilie du Châtelet logró por derecho propio y finalmente la apreciamos como su propia erudita.
Un descubrimiento cinético
Además de sus estudios en matemáticas, du Châtelet usó su pericia con los idiomas para traducir algunos trabajos científicos muy importantes al francés. Su traducción más famosa fueron los Principia de Newton, traducidos del latín al francés.
Puede que hayas oído algunas de las ideas de Newton en tu clase de ciencias - formalizó los conceptos de fuerzas y gravedad. La traducción de Émilie du Châtelet de este trabajo al francés sin duda extendió estas ideas al continente europeo y sin duda desató muchos avances en ciencia. Sin embargo, ¡el trabajo era más que una simple traducción directa del texto de Newton! Émilie añadió sus propias ideas y derivaciones también, incluyendo la primera derivación de la conservación de la energía.
"Émilie du Châtelet fue la primera en teorizar que la energía total de un sistema se conserva.... Newton pensaba que la energía cinética era exactamente proporcional a la velocidad, pero ahora sabemos que Émilie du Châtelet estaba en lo correcto. ¡La energía cinética es igual a la mitad de la masa multiplicada por la velocidad al cuadrado!"
Las leyes de conservación son extremadamente importantes en física. Nos ayudan a simplificar sistemas complicados, como enormes galaxias chocando o partículas diminutas, usando una elegante afirmación sobre qué debe ser cierto antes y después de la colisión.
Émilie du Châtelet fue la primera en teorizar que la energía total de un sistema se conserva. También entendió que la energía debida al movimiento de un objeto - energía cinética - es solo una forma de energía que se puede transformar en cualquier otras formas de energía. Incluso hizo sus propios experimentos para descubrir la relación entre la energía cinética y la velocidad del objeto. Para entender esto, dejó caer bolas pesadas en arcilla, y midió cómo de profundo penetraban las esferas en el material blando.
Se dio cuenta de que la profundidad a la que llegaba la bola en la arcilla dependía del cuadrado de la velocidad: por ejemplo, esferas moviéndose tres veces más rápido que otras tenían nueve veces la energía.
Isaac Newton pensaba que la energía cinética era exactamente proporcional a la velocidad, pero ahora sabemos que Émilie du Châtelet estaba en lo correcto. ¡La energía cinética es igual a 1/2 m v^2!
Encontrado en traducción
Durante muchos años, la gente pensó en Émilie du Châtelet solo en relación a los hombres más famosos que se habían cruzado en su vida. Se le recordaba como la traductora del gran trabajo de Newton, o la musa del famoso escritor Voltaire. ¡Pero es importante reconocer a Émilie por su propia genialidad! Era una gran estudiosa y una persona atrevida y apasionada. En una época en que a las mujeres no se les daba la misma libertad y educación, du Châtelet luchó su entrada en un círculo de intelectuales que estaba vetado a todos excepto a un pequeño grupo de hombres, incluso si ocasionalmente tenía que vestirse como un hombre para hacerlo.
Escrito por Caroline Martin
Editado por Ella King y Taylor Contreras
Ilustrado por Ann Wang
Traducido por Salvador Rosauro-Alcaraz
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